viernes, 10 de octubre de 2008

El síndrome de la cabra loca


Estoy malita. Tengo la enfermedad de las cabras locas, también conocida como 'mal de la cabeza sentada', 'síndrome de la clase media aburguesada' o 'culitis inquietitis'.
Se trata de una enfermedad de difícil curación, causada por la bacteria de la monotonía y el retrovirus del día a día, y que se contrae al besar (sin lengua pero con lágrimas en los ojos) los sellos de los visados que adornan mi pasaporte.
Los síntomas son variados y fácilmente confundibles con los de una anemia cualquiera: somnolencia, mareos, dolor de cabeza continuo, sensación de "no puedo ni con mi nombre".
Pero un exhaustivo examen a manos de un profesional permite vislumbrar otros indicios no tan habituales: sonrisa trabajosa y entrecortada; suspiros ante la sola mención de la palabra 'Alaska', 'Colombia' o 'Ushuaia'; miradas de cordero degollado al atlas que duerme en la mesilla de noche.
Y un día te descubres añorando ese asqueroso gusano que te comiste navegando por el Amazonas, el frío que pasaste en Antigua porque absolutamente toda tu ropa se había mojado con la incesante lluvia, el cansancio extremo subiendo a pata al Machu Picchu para ahorrarte los pocos dólares que costaba el bus y así poder cenar.
Comes las riquísimas lentejas de mamá sin ganas; te aburren los tropecientos canales de la tele; la habitación te parece desolada sin cucarachas ni desconchones de pintura en las paredes; la ropa limpia y con suavizante te da alergia.
Y entonces sabes que estás grave, que lo tuyo no tiene remedio. La enfermedad de la cabra loca te ha atrapado y sólo te queda una solución: tirar para el monte.

(La foto de arriba es una señora abuelita peruana echando una siesta al sol de Cuzco y la de abajo es un mural de una calle de Valparaíso, Chile)


lunes, 8 de septiembre de 2008

Upssss!!!!


No sé que ha pasado pero resulta que estoy en España, en Gandia para ser más exactos. Como prueba, una paella.

martes, 22 de julio de 2008

Sorry, Jono

"¡Prefiero mil veces que un borracho te toque el culo en el bar, a que te digan que una sonrisa tuya vuela más alto que una mariposa!"

Las palabras son un arma de destruccion masiva y deberian estar controladas por algun organismo internacional. O igual soy yo que no se usarlas. A raiz de un estupido comentario escrito en mi ultima entrada (y que ya he borrado, no me sean morbosos), me veo pidiendo perdon y recordando el dialogo entre Beatriz y su madre en el libro 'El cartero de Neruda', el libro de Antonio Skarmeta que luego fue llevado al cine. No tienen desperdicio. Con este 'copio-pego' despido este blog hasta que vengan tiempos mejores o yo aprenda a controlar mis dedos sobre el teclado. Nos vemos en mi e-mail.
"La madre se puso de pie y cruzó delante de su pecho las palmas de las manos, horizontales como los filos de una guillotina.
- Mijita, no me cuente más. Estamos frente a un caso muy peligroso. Todos los hombres que primero tocan con la palabra, después llegan más lejos con las manos.
- ¡Qué van a tener de malo las palabras! – dijo Beatriz abrazándose a la almohada.
- No hay peor droga que el bla-bla. Hace sentir a una mesonera de pueblo como una princesa veneciana. Y después, cuando viene el momento de la verdad, la vuelta a la realidad, te das cuenta de que las palabras son un cheque sin fondo. ¡Prefiero mil veces que un borracho te toque el culo en el bar, a que te digan que una sonrisa tuya vuela más alto que una mariposa!
- ¡Se extiende como una mariposa! – saltó Beatriz.
- ¡Que vuele o que se extienda da lo mismo! ¿Y sabes por qué? Porque detrás de las palabras no hay nada. Son luces de bengala que se deshacen en el aire.
- Las palabras que me dijo Mario no se han deshecho en el aire. Las sé de memoria y me gusta pensar en ellas cuando trabajo.
- Ya me di cuenta. Mañana haces tu maleta y te vas unos días donde tu tía en Santiago.
- No quiero.
- Tu opinión no me importa. Esto se puso grave.
- ¡Qué tiene de grave que un cabro te hable! ¡A todas las chiquillas les pasa!
La madre hizo un nudo en su chal.
- Primero, que se nota a la legua que las cosas que te dice se las ha copiado a Neruda.
Beatriz dobló el cuello y miró la pared como si se tratara del horizonte.
- ¡No, mamá! Me miraba y le salían palabras como pájaros de la boca.
- Como “pájaros de la boca”. ¡Esa misma noche haces tu maleta y partes a Santiago! ¿Sabes cómo se llama cuando uno dice cosas de otro y lo oculta? ¡Plagio! Y tu Mario puede ir a dar a la cárcel por andarte diciendo… ¡metáforas! Yo misma voy a telefonear al poeta, y le voy a decir que el cartero le anda robando los versos.
- ¡Cómo se le ocurre, ‘ñora, que don Pablo va a andar preocupándose de eso! Es candidato a la presidencia de la república, a lo mejor le dan el Premio Nobel, y usted le va a ir a conventillear por un par de metáforas.
La mujer se pasó el pulgar por la nariz igual que los boxeadores profesionales.
- “Un par de metáforas”. ¿Te has visto cómo estás?
Agarró a la chica de la oreja y la trajo hacia arriba, hasta que sus narices quedaron muy juntas.
- ¡Mamá!
- Estás húmeda como una planta. Tienes una calentura, hija, que sólo se cura con dos medicinas. Las cachas o los viajes. –Soltó el lóbulo de la muchacha, extrajo la valija desde abajo del catre y la derramó sobre la colcha–. ¡Vaya haciendo su maleta!

lunes, 21 de julio de 2008

Camino al norte













Camino al norte voy. Intentando llegar a Cape Tribulation, por aquello del nombre (otra vez) y de alli a Darwin, para verle el careto a los malvados 'salties', unos enormes cocodrilos que viven en rios y estuarios y que son muy, pero que muy malos. Por ahora solo he visto uno mini, poco mas grande que una lagartija sobrealimentada. Me tire media hora escondida detras de un arbol para ver si aparecian sus progenitores, pero por desgracia (o por suerte) no asomaron el morro.



Escribo desde Mission Beach, un mini pueblo una hora al sur de Cairns. Lo de pueblo es un suponer, porque durante un paseo tardio por la interminable playa he contado una veintena de casas, la mitad de ellas hostales, baretos o restaurantes.
La arena ya no es dorada sino tirando a naranja. Ni rastro de surferos ni de olas. El agua oscura y peligrosa, hogar de las temibles y temidas 'stingers', un par de medusas asesinas que hacen el ba;o imposible en verano y arriesgado en invierno. Y, para mi sorpresa, estoy en territorio un pajarraco enorme de cuello azul y una cresta-casco mas que curiosa. Se llama Cassowary y, teniendo en cuenta que puede llegar a medir dos metros y pesar 70 kilos, no estoy segura de querer encontrarme cara a cara con un par de ellos. De hecho ayer me fui a dar un paseo de cerca de ocho kilometros por el bosque donde viven. Iba yo solita y medio acojonada por la cantidad de ruidos raros e inexplicables que se oyen entre la maleza en cuanto dejas la civilizacion. Al principio iba caminando lo mas silenciosamente posible, camara en ristre, para inmortalizar al primer pajarraco que se cruzara en mi camino. Hasta que vi la primera deposicion-cagada de los susodichos. Horror. Una monta;a de bolas del tama;o de una patata peque;a o una pelota de golf grande. Y luego otra. Y otra. Y yo pensando "rediez, si este pajarito es capaz de expulsar esto por un agujerito de su cuerpo, que no sera capaz de engullir por su pedazo de bocota". El resto de la caminata lo hice a paso marcial, cantando a gritos los ultimos exitos de La Fuga, mirando por encima del hombro cada tres minutos y saltando dentro de mi pellejo cada vez que oia un ruido no identificado. Soy una gallina, lo reconozco. Iba tan pendiente de los cassowaries que hasta que no llegue al hostal no me di cuenta de que habia cruzado un par de riachuelos, con las botas en la mano y el agua por las rodillas, sin tomar las mas minimas precauciones anticocodrilos malotes. Es que este pais es un sinvivir!!! En fin.



Como esta lloviendo os cuento mas cosas.
En mi ruta desde Byron Bay, de donde sali el 2 de julio (creo), me detuve a saludar a una vieja y esquiva amiga: la Gran Barrera de Coral australiana. Tres viajes a Australia han sido necesarios para, por fin, poder remojar mis huesos en aguas turquesa y gui;arle el ojo a los peces de colores, las tortugas y las mantas que se pasean muy chulitos entre corales y estrellas de mar de un azul imposible.
Desde otro micro-pueblo llamado 1770 en honor a la fecha de arribada a estas costas del ubicuo Capitan Cook, un catamaran enorme infestado de japoneses me llevo a Lady Musgrave, un cayo-isla (que no una isla-callo) situado al extremo sur de la Gran Barrera. Tras la pertinente vomitona (tengo el dudoso honor de haber vomitado volando sobre las misteriosas lineas de Nazca en Peru, nadando entre delfines en aguas de Nueva Zelanda, durante cada una de las cuatro inmersiones del curso de submarinismo en Byron Bay hace ocho a;os, pescando en una barcaza en Gandia y en un monton mas de sitios que ahora no quiero recordar), al agua patos hasta que los labios se me pusieron morados y me tiritaba hasta el tatuaje de puritito frio. Bonito es poco.

Luego estuve en Carnarvon National Park. Espectacular. Todo esto viajando y viviendo en un coche convertido en casa gracias a una cama, una cocinilla y una nevera instaladas en la parte trasera.
Ya no llueve asi que no os cuento mas. Bueno si. Que el ordenador con las tildes y virgulillas se quedo en Byron Bay, como habeis comprobado. Y que llevo diez minutos intentando colocar las jodias fotos donde toca y no hay manera. Dita sea!!!

sábado, 28 de junio de 2008

Cuidaín



Ayer estaba echando un vistazo a un mapa del estado de Queensland, noreste australiano, soñando con mi próximo movimiento ahora que ya tengo algo de pasta y me han concedido un nuevo visado.
Además de descubrir pueblines de nombres tan curiosos como Roma, Chinchilla o Laura (si paso por allí prometo foto personalizada, musa gallega), me sorprendió ver un montón de anotaciones en rojo que empezaban con la palabra WARNING así, en mayúsculas. Os las transcribo más o menos traducidas:
-Crocodile Warning: Nunca nades en ríos o arroyos en el norte. Puede haber cocodrilos. Busca información actualizada y pide consejo a los locales.
-Nadar en aguas tropicales durante el verano, de octubre a abril, puede resultar peligroso debido a ciertos tipos de medusas, tiburones y otros animales marinos dañinos. Siempre busca consejo local y nadasi es posible, en lugares que dispongan de una red protectora para impedir el paso de estos animales.
-Alcohol Warning: En algunas comunidades indígenas se aplican restricciones de alcohol y puedes ser multado si llevas algún tipo de bebida alcohólica a estas áreas restringidas. Para más información contacta con el número...
Nota: La entrada a algunas comunidades aborígenes esta restringida y puede precisar de la aprobación del concejo de la comunidad.
-Weather Warning: Durante los meses de octubre a mayo, la temporada húmeda, pueden darse importantes inundaciones que hacen las carreteras intransitables. Es esencial comprobar las últimas informaciones sobre las condiciones de la carretera antes de iniciar el viaje.
-Warning: Los senderos hacia estancias y 'outstations' están sujetos a frecuentes cambios. Toma mucho cuidado al cruzar arroyos. La representación en este mapa de un camino o una carretera no es necesariamente evidencia de un derecho de paso público. Los particulares que utilicen carreteras privadas lo hacen a su propio riesgo. Puede ser necesario el permiso de los propietarios del terreno.
-Warning: Lagos y cursos de agua en zonas áridas muy pocas veces contienen agua. Los viajeros deben avisar a la policía o a cualquier otra autoridad responsable de su trayecto previsto y llevar suficientes reservas de gasolina, comida y agua. Acepta siempre consejo de la policía o de los residentes locales sobre la seguridad de tu viaje. En el caso de producirse una avería, permanece cerca de tu vehículo. No intentes caminar en busca de ayuda en condiciones de extremo calor, la hacienda habitada mas próxima puede estar a 200 kilómetros de distancia.
Osea.
Como muestra y abriendo esta entrada, un cartel de aviso en la playa de Belongil, en pleno centro de Byron Bay.
Y no me seáis ansiosos que pronto os cuento más cosas. Ya tengo la mochila hecha...

lunes, 2 de junio de 2008

A qué dedico el tiempo libre

No me puedo creer que haya pasado todo este tiempo desde la última vez que escribí algo en este blog. En fin. Que paren el calendario, que la vida no me da.
Encima estoy en plan pereza total y me entra el nervio si paso más de diez minutos seguidos sentada delante del ordenador, así que voy a subir un montón de fotos, os cuento cuatro chorradas y os hacéis una idea de lo que pasa por aquí. No me entero de cómo se hace para que las fotos se queden donde yo las pongo, me rindo y que sea el señor blog ese quien decida dónde colocarlas.

Lo primero que os cuento es que tuvimos invasión de hormigas en casa. La cosa empezó con un puñado de estos bichejos en la cocina, pero según Johno, "no pasa nada, están dentro de casa porque está lloviendo, cuando pare ya se irán".


Pues vale. Total, en la cocina también viven esta arañita y su madre, que es el doble de grande pero de natural tímido y todavía no se ha dejado fotografiar:


Ah!! Y esta ranita tan simpática:



Así que cuando "unas cuantas" hormigas más empezaron a entrar en la habitación por la ventana, empezaron a teñir de negro un armario y tomaron al asalto el televisor y los altavoces del ordenador, yo me limité a hacer fotos. Cuando a medio día llego Johno de trabajar casi le da un ataque. Se olvidó de su vena budista y volvió al pueblo a toda velocidad a comprar un spray mata-hormigas. Ecológico, eso sí.






Mas bichos: los bush turkey, unos pavos salvajes que viven en el bosque, van a su bola y se pasean por la casa como si pagaran alquiler. Yo les tengo mucha manía, pero están protegidos por la ley y no se les puede tocar ni una pluma, por no hablar de hincarles el diente tras una breve estancia en el horno. Dammit!


Y aquí tenemos a los famosos y ruidosos periquitos autralianos, un puñado de histéricos pajarracos que ponen la banda sonora a los amaneceres y atardeceres de este lado del mundo.

Aproximadamente a las dos semanas de incesante y estridente parloteo matutino la cosa deja de ser exótica y pasa a convertirse en un verdadero coñazo.


No sé cómo lo hago pero en cada entrada acabo hablando de animales. Esto es una gamba gigante. La cosa funciona así: tu tienes una tienda de piñas y resulta que eres australiano: pues te construyes una piña gigantesca, la colocas en el tejado de tu comercio y te anuncias en todas las guias turísticas como "La piña más grande del mundo mundial". Las carreteras del país están llenas de señales que anuncian "La langosta más grande", "La banana más grande", "La naranja más grande"... y así hasta el infinito. Este bonito pero poco comestible crustáceo está a la entrada de Ballina, un pueblo cerca de Byron.





Además
de hacer fotos a todo animal que se pasea por delante de mi cámara, durante este tiempo sin escribir he seguido trabajando en el Krave, el garito de los kebabs y he dejado lo de repartir publicidad. A la semana de estar cortando cebolla, lechuga y zanahorias me ascendieron y me pusieron a "cocinar" y servir kebabs, hamburguesas, zumos y cafés. Con lo feliz que era yo cortándome las uñas entre cacerolas... A pesar de mi mundialmente conocida incapacidad para cocinar mas allá de una tortilla o una ensalada mixta, se me da bastante bien eso de calcinar un trozo de carne y algo de cebolla mientras unto de mantequilla revenida un trozo de pan. El problema lo tengo para entender qué demonios quiere el cliente de turno. De veras, intentar aprender inglés en Australia es como irte a un pueblín de la Andalucía profunda a aprender castellano. Un desatino.

Que más? He visto amaneceres como este:









































Y este:
Playas infinitas como estas:





































He hecho un montón de kilómetros en moto (de paquete hasta que no me crezcan las piernas un palmo más):




Y algunos menos caminando por los innumerables (y cómodos) Parques Naturales de este país:







Ah!! He estado de boda "a la australiana": en un acantilado y todo el mundo vestido a su bola. Sin tanto formalismo ni tanta tontería como se hace en España (creo, sólo he ido a la de mi hermanísimo y fue muy divertida). La niña rubita es la hija de la pareja (él tiene otros dos hijos) y perdió uno de los anillos por el camino. A mitad de la ceremonia nos pusimos todos a buscarlo entre la hierba que nos llegaba por el tobillo. Hubo suerte y la boda termino como empezó, entre risas. Yo era la fotógrafa oficial y también perdí algo: unos zapatos de tacón prestados que me quite nada mas bajar del coche para no partirme el cuello en tan memorable día. Nos dimos cuenta durante la cena y una segunda expedición de búsqueda tuvo que recorrer de rodillas el puñetero acantilado hasta dar con ellos. En fin.
(El flaco de la foto es el novio, no el 'Padrino'. El otro aprendiz de gánster, el más hermoso, ese sí es el padrino).







miércoles, 21 de mayo de 2008

37



Es mi cumpleaños y me gusta. Total, qué son 37 añitos bien llevados. Así que aquí os dejo una foto de mi tradicional desayuno cumpleañero que intento tomar cada año para garantizarme 12 meses de sorpresas y buen vivir: un bol de cereales de chocolate y en lugar de leche, champagne. Pongo falta a los que no me feliciten. (Acabo de ver la foto de cerca y parece comida de perro. Prometo que no es tan asqueroso al natural).

domingo, 27 de abril de 2008

Flipando con los canguros

Acabo de pasar unos días de vacaciones (no todo va a ser trabajar) en Boreen Point, cerca de Noosa, unas cuatro horas al norte de Byron Bay. Estaba en la casa de invitados de mi amigo Peter, que vive así, a lo ancho:


Al preguntarle sobre la posibilidad de ver canguros me dijo, riéndose de mí sin disimulo, que al menos una decena de ellos se acercaba cada atardecer a la casa y que podía darles de comer de mi mano si quería. Medio que no me lo creí. Hasta que empezó a caer la tarde y armada con unas tortitas de maíz y mi cámara me fui a dar un paseo por el bosque que rodea a las dos casas. Y me encontré con esto:

Siguiendo el consejo de Peter, empecé a llamar al canguro más cercano con un chasquido de la lengua al tiempo que le enseñaba la tortita y enfocaba con la cámara. Resultó ser una hembra con un bebé en la 'mochila'. Increíble. Pero yo tengo aprendido de otros encuentros con animales que precisamente las mamás con crías son las mas peligrosas, así que no intenté acercarme demasiado.


Lo peor es que ella sí decidió echar un vistazo más de cerca y os juro que del susto que me pegó me han salido un par de canas más. Yo estaba mirando por el objetivo de la cámara, intentando enfocar, cuando oigo: "tum, tum". Un par de saltos y la cacho loca ésta se me planta a menos de un palmo de distancia de mis pies. Pa' morirse.



No solté la cámara porque me costo un dineral, pero le tiré todas las tortitas y di un par de pasos hacia atrás, gritándole al pobre bicho: "No, no, no vengas, que era una broma", en castellano y en australiano, por si acaso. Y la cangu me miraba como diciendo: "¿En qué quedamos, voy o no voy? ¿Para qué me llamas si no quieres que venga?"


Después de posar un rato para mí, mi amiga y sus colegas empezaron a saltar como locos a toda velocidad y yo, que no entiendo demasiado la idiosincrasia de estos animalillos pero le tengo mucho aprecio a mi vida, me batí en retirada por si las moscas.



Cuando volví a la casa y le conté mi "aventura" a Johno y a Peter se partían de risa y decidieron demostrarme que, de verdad, son unos bichines super amables y puedes tocarles sin riesgo de perder una mano. Eso sí, me advirtieron de que no me acercara a ningún macho porque, además de ser más grandes que yo y tener cierta predisposición a dar puñetazos, por lo visto tienen la libido constantemente disparada y se follan a todo lo que se mueva y parezca una hembra.
Y allá que fui yo, toda loca, a dar de comer tortitas de maíz a un puñado de simpáticas canguras australianas. Qué felicidad!!