viernes, 21 de marzo de 2008

Lo tengo todo claro


Con un título medio copiado de un bareto de Madrid arranca este blog. Patético.
Ni siquiera sé si esto tiene sentido, no sé qué voy a contar, no sé quién lo leerá, no sé si quiero que alguien lo lea. Vamos bien.
El caso es que estuve tentada de escribir un blog durante mi recién concluido viaje a las Américas. Entonces tenía cierta lógica: iba a cruzar el continente de norte a sur y era de suponer que me ocurrirían cosas lo suficientemente interesantes como para contarlas. No lo hice y casi casi me arrepiento. Como de los errores se aprende (o se muere), lo intentaré ahora que mi vida loca ha vuelto a empaquetar la mochila y me lleva a Australia, una vez más sin planes, sin un duro y sin futuro mínimamente previsto. Hace una semana ni siquiera se me habría pasado por la cabeza la posibilidad de largarme a las antípodas, pero es lo que tiene estar como una cabra, que te llama un amigo por teléfono el lunes, el miércoles te compras el billete y el sábado te subes al avión.
Poco más. Quedan menos de 6 horas para que salga el bus que me lleva a Barcelona, desde donde tomaré el avión hasta Singapur y desde allí a Brisbane. Por supuesto no tengo lista la mochila, la haré media hora antes de que salga el autobús y tocará correr hasta la estación para subir de un salto en el último minuto, sin aliento, sudando y jurándome que nunca, nunca más lo dejaré todo para el último minuto. Un clásico.
Y en un par de días, Australia. Qué risa!