sábado, 8 de octubre de 2011

Hawái, Alaska, China, Mongolia...Gandía



El problema de la teletransportación (o los viajes en avión, que es casi lo mismo) es que un día eras esto:



y a los pocos eres esto:




Y claro, acabas sintiéndote más o menos así:

Llevo más de un mes en Gandía y recién ahora empiezo a ver la luz. Éste ha sido un aterrizaje-vuelta a la realidad de lo más duro, aderezado con una patética y sorprendente regresión a la adolescencia: a mis cuarenta añazos amanecía cada día convencida de que nadie me entendía y yo no entendía nada ni a nadie. En fin.

Pero fuera miserias y que me quiten lo bailao, el viaje por Hawái, noroeste de Estados Unidos, China y Mongolia ha sido espectacular, intenso y caótico, como una vida entera concentrada en ocho meses y medio. He tenido frío, calor, hambre y sueño. He sentido miedo, alegría, nervios, soledad, cansancio, energía, aburrimiento, pasión. He querido, me han querido, he odiado y me han odiado. He llorado mucho, ya lo sabéis, pero he reído muchísimo más y más a menudo.
Tranqui que no os lo voy a contar todo, pero prometo subir un puñado de fotos y hablaros un poquín de mi querida Mongolia y del segundo asalto a China, que resultó mucho más interesante y enriquecedor que el primero.


Fotos:
-Té con mantequilla y sal, sopa con carne de yak y mi diario en el Pre-Tibet chino
-El resultado de pasear Asia al sol con un solo par de sandalias durante meses
-Disfrazada para la boda de mi hermano Carlos. Debería ser ilegal (casarse y los tacones)
-Camino cortado por una duna en el oeste chino