viernes, 22 de mayo de 2015

44 sin pena ni gloria

Es lo que tiene este país, que cuando ya crees haberlo visto todo, te sorprende con una nueva absurdez. 
Dejé para última hora la preparación de mi "desayuno cumpleañero especial", así que la noche antes bajé a la mini tienda que tenemos en el campus (el supermercado más cerca está a media hora de autobús) con la esperanza de encontrar algo parecido a los cereales de chocolate y el champán, ingredientes originales de mi desayuno de cumpleaños. 

Y esto fue lo que encontré sin buscar mucho:


- Galletas con forma de hueso. Imagino que habrán pensado: "ya que nos comemos a los perros, ¿por qué no comernos su comida también?
- Vodka con zumo de frutas en una botella de Hello Kitty, porque nunca es demasiado pronto para empezar a beber alcohol.



- Galletas con montañitas de colores que compré como plan B, en caso de que las primeras, que parecían comida para perros, fueran en realidad eso, comida para perros.


La combinación no estaba mala del todo, gracias al toque "frutal" del vodka. Las galletas de perro aguantaron duras todo el desayuno pero las de colores se disolvieron al segundo.


En fin. Un año más de desayunos absurdos en Chinolandia y esta vez, gracias a los cielos, es la última. A finales de julio recojo trastos y me despido de este incomprensible, insalubre e insoportable país.