miércoles, 5 de mayo de 2010

La dura vida de una camarera


Con este invierno primaveral tan repentino que estamos 'disfrutando', los señores guiris se quedan en sus hoteles y no salen a cenar, así que el restaurante donde trabajo está triste y desangelado. Sin clientes no hay anécdotas, así que mientras sale el sol os dejo una foto de la temporada pasada. Son mis pies tres días después de empezar a trabajar. La próxima vez que os penséis si dejar propina o no a la camarera, acordaos de esta foto...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

oño hermana no sabia yo que en ibiza se podia hacer el camino de santiago.... esos "pieses" son tuyos???, pues usando la cabeza a un ritmo superior a la de tus pies ni imaginar de como tienes tus neuronas... me alegré de hablar contigo.. muass hasta dentro de poco.

Cristina Marí dijo...

Pilar, ya he visto la que te han liado con los anónimos.. dont worry, tú vales más que todo eso! el verano está cada vez más cerca y yo aún no sé nada de vancouver, pero tranqui, serás la primera en recibir un mensaje, i promise ;) tengo muchas ganas de ir por allí, pero aún me queda, tú prepara la terraza! Y tranquila, dentro poco empezarán a llegar los guiris y tendrás anécdotas que contar! besazos