viernes, 11 de noviembre de 2011

Mongolia


Quiero contaros Mongolia y no sé por dónde empezar. Podría emborronar miles de páginas con palabras grandilocuentes o dejar la foto de arriba sin más explicaciones, porque en ella está la esencia de mi Mongolia.
Anochece en un prado rodeado de colinas al que hemos llegado tras dos días haciendo el torpe a caballo. Una niña de unos siete años corta leña junto a la ger-cocina-sala de baño de la familia. Muy cerca, un rebaño de yaks peludos recién ordeñados y otro de cabras astutas que aprovechan cualquier descuido para rumiar las esquinas de nuestras tiendas de campaña, las botas puestas a secar, las esterillas, los sacos de dormir...




















¿Veis esa mirada? Pues eso es Mongolia.





Bueno, vale, es mucho más. Os lo enseño después de comer.

6 comentarios:

José Miguel L. Romero dijo...

Pues sí, vaya mirada. Enhorabuena por las fotos.

Anónimo dijo...

Gracias por tu nueva entrada. La esperaba hace tiempo.

Por cierto, ¿cuánto tiempo tardas en comer?

Es broma, es broma. Gracias por ser nuestros ojos por ahí.

Miguel Strogoff

El refugio del oso dijo...

Eh, qué pasa, que llevas comiendo desde el viernes!!!

En fin, a lo que vamos, tienes Mongolia tan dentro de ti, que necesitas más perspectiva... mucha más perspectiva para poder contárnosla; no hay duda. Y mucho me temo que tu inmenso y natural mundo, se vuelve aldea minúscula, provinciana y artificial cada vez que vienes a vernos a esta España nuestra.

Decía Ortega: "Cada día me interesa menos ser juez de la cosas y voy prefiriendo ser su amante".
Y tú, muñeca, estás enamorada de Mongolia. De esa Mongolia, fría, dura y déspota que hace que una niña de siete años mire sin ternura, con desconfianza. O tal vez, mire con la misma dureza y frialdad de la naturaleza que la rodea.
En fin, no quiero ser juez, como tú no me interesa, prefiero esperar a que nos cuentes más despacio tu enamoramiento. Ahora es imposible sintetizar tantas emociones. Algo así como alquimia.

Millones de besos, y gracias mil por las fotos. Impresionan.

Lola dijo...

Sabía yo que lo de "después de comer" me iba a costar algún que otro sarcasmo indoloro...
Strogoff, pensaba que estabas en ese prado junto a mí, así que ahora ya no sé quién eres.
Josemi-Serendipity, lo de siempre: gracias. Te debo mil fotos de nubes que tomé para ti.
María, del Refugio del Oso, la niña era feliz, curiosa, valiente, divertida, peleona, cruel, trabajadora, independiente... Mi héroe, mi Mongolia. Pronto verás que también sabía sonreír.

Cristina Marí dijo...

Alucinada, estoy alucinada. Sigue asimilano Mongolia así de bien, que al menos a través del objetivo te ha quedado de coña. Tengo ganas de ver esas historias y esas fotos en una del National Geographic... que no desentonarían nada ¡y lo sabes! Un beso grande, y sigue disfrutando.

Amparivi dijo...

Llévame contigo!!