martes, 8 de abril de 2008

Fauna australiana



Ya no sé en qué día vivo ni me importa, así que tampoco sé cuánto tiempo llevo en Australia. Posiblemente un par de semanas. Lo suficiente para ver mi primer canguro vivo, todo un acontecimiento si tenemos en cuenta que es la tercera vez que visito este país. En mis otros dos viajes vi un montón de ellos, pero todos en esta posición:



No, no está durmiendo la siesta.


El problema es que hay montones de canguros por estos lares que tienen la perniciosa manía de saltar de repente delante del primer vehículo que pasa. Asi que los arcenes de carreteras y caminos están llenos de despojos marsupiales en diferentes grados de descomposición. No es broma, un bicharraco de este tamaño te puede hacer mucho dañito si se estampa contra el parabrisas de tu coche.
Por suerte, al poco de ver a ese pobre en un camino de Brooms Head, encontré este otro con algo más de vitalidad y luego a esta simpática familia.




Durante un viajecillo al Parque Nacional Lamington, en un paraje llamado Binna Burra, pude ver y fotografiar a un koala, empresa nada fácil si no estás de visita en un zoológico, porque son unos bichitos de natural tímido, de tamaño tirando a enano y con una curiosa predisposición a vivir en lo alto de enormes árboles del mismo color que su pelaje. Es casi un milagro descubrirlos así, al natural.



Luego están los miles de lagartos de todos los colores y tallas. Con éste, dado su tamaño, tuve que compartir mi desayuno, lo que tiene en la boca es un trozo de panqueque con mermelada.



Pero si de verdad hay un animal característico que distingue a Australia del resto de los ecosistemas es, sin duda, el auténtico surfero semi-autista de anchos hombros y melena eternamente decolorada por el sol. Ahí los tenéis, haga frío o calor, llueva o no, ellos y ellas sacuden su pelo rubio-frito y al agua, a ver quien se da más hostias contra la tabla hoy. Por cierto, que esta mañana me he despertado con la noticia de que un tiburón ha matado a un chavalito de 16 años que hacía surf en Ballina (primera foto), una playa a menos de 15 minutos de donde me baño yo. Es lo que tiene vivir en un país donde cada día corres el riesgo de morir comido por un tiburón, paralizado por una medusa, envenenado por una araña peluda o por el mordisco de una serpiente. Aunque me ría, en el fondo me jode un montón que la gente se muera sin quererlo.
Joer, ya me ha dado el bajón. Y encima llueve.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Denominar 'fatigas del vivir' a un blog que escribe una muchacha en kitkat sabático desde el pasado 26 de abril de 2007 a las 09,55 horas me parece un poco de cachondeíllo. ;) Bienvenida seas al cutre world's blog... y más porque así te podremos seguir la pista. Espero mails más privados con pelos y detalles. Sobre todo con pelos. ;)

Unknown dijo...

Por cierto, no son 'dib', soy laura y no sé que son los panqueques. ¿me lo explica?

Paco Blázquez dijo...

Sauny Tostada.Recuerda que los 26 de abril, tb son una buena fecha para mi. No tengo inconveniente en que linkes my blog, por muy petardo y absurdo que sea, aunque desconozco a quien puede resultarle de interés. Además, tu misma, te juzgarán por tus amigos...

Australia tiene las arañas más peligrosas que las garrapatas de Casillas, cuidadín con ellas...

Pues eso, de nada vale añorarte si luego no lo escupo.Cuídate y disfruta el momento, aún queda lejos Londres.

Besos

untaltoni dijo...

¡¡Quien pudiera fatigarse de la vida como te fatigas tú!!, dándole vueltas y vueltas a este mundo.
Te visitan los canguros (vivos), los koalas (libres) sacan su cabeza para saludarte, los lagartos (gorrones)desayunan contigo, y los tiburones (inteligentes)huyen a otras playas, no vaya a ser que los muerdas... y al otro lado del mundo seguimos muriendo de envidia (y de aburrimiento).
Un besazo exteletipera!!
(gracias por el link)

Anónimo dijo...

Envidio tus fatigas, y también tu divorcio del reloj. Cuéntanos cosas, haz que se nos pongan los dientes largos porque este tipo de envidia es lisérgica: te hace vivir las aventuras de los demás.

Mucha suerte y muchas fatigas.

(Laura, los panqueques son como crêpes pero más gordos y esponjosos, y a la gorda que vive en mí le vuelven loca, loquita, loca...)